Detrás de las hierbas
se esconde un suspiro.
La sombra viva y ondulante palpita.
De una orilla a otra
Fluye la vida en concierto de pureza.
Se resguardan los latidos del alma.
Y las rocas blancas inducen al camino.
Una brisa promete.
Una brisa trae su nombre.
Años inciertos sobre la estela
de una luz soñada.
Años de vidas ajenas.
El agua abriga.
El agua conduce al idilio inesperado.
La albergaré en mí.
Seré el recipiente.
Donde se encarnarán las promesas
donde se materializa la bruma turquesa.
La magia del bosque.
El poder fértil y de aromas
crecerá hasta mí.
Sabrá elevarme en una lluvia nueva
para eternizarme
para volverme real
y abandonar la ilusión del espectro gris que soy.
Y mi mirada sabrá llegar.
Guiada por la última libélula azul.
De regreso.
Reconstruirme.
De nuevo.
Reencarnarme.
De verás.
Revivir.
De acuerdo.
Al destino.
Renacer.
En sus manos,
de liquen,
de niebla,
de agua fértil,
de cielo húmedo y verde.
Y rehacerme
desde la imagen a materia
de fantasma a mujer de piel
y sangre
y feminidad táctil.
Seré el destello
Seré recipiente de luz.
Seré la Venus real en el paseo del dios.
Amparo Carranza Vélez. 18 de Marzo de 2006.
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