
Día a día.
Soy calidoscopio de sombra y destellos.
Vasija de savia y sol.
Estoy atado a un punto fijo,
pero tengo vida.
Soy la siesta del calor.
Soy amparo de lluvias y tormentas,
para los desprotegidos.
Cada día,
soy un verde diamante.
Noche a noche.
Reconforto el corazón agitado de los amantes.
Protejo sueños de los errantes.
La soledad del perdido.
El desalojo del vencido.
Cada noche
soy un ánima danzante.
Año tras año.
Soy escritura de madera.
Soy amor aferrado por esta tierra
y la conozco con mi raíz profunda.
Soy la vida suave como la caricia muda.
Cada año,
soy abrigo en la chimenea.
Vida tras vida.
Traigo la luz desde el cielo
para que la hereden los seres vivos.
que no permanecen fijos.
Vida tras vida
doy cobijo a los enterrados capullos,
de las vidas pasadas,
de las vidas sin luz.
En esta vida,
al menos tú sabes escribirme un estéril poema
apreciarme más allá del humano dilema.
Cada vida,
Sin mí no existiría.
Amparo Carranza Vélez.
9 de Septiembre de 2008.
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