
Busco la voz del eco infinito.
El sonido perfecto,
de las estrellas.
Busco esa esencia inmaculada
de la vida,
en cada criatura,
en cada gota,
en cada cielo.
No me encuentro
más que cuando me pierdo,
en la plana grandeza
de la tierra.
Cada tesoro descubierto,
desvelado,
en el verdor,
en el viento,
en los pétalos coloridos.
Rebalsa la vida
de lujuria y poder.
Recubren el universo
que canta sin cesar
esa voz del eco infinito.
Mi alma.
El cielo.
Las aves.
El sol.
La tierra húmeda.
El océano.
El insecto.
Los hombres.
La vida.
8 de Octubre de 2001.
Amparo Carranza Vélez
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